Mercedes Olañeta
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Fiesta de la pólvora en Marruecos
Después del carnaval
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Todos los cuadros de Mercedes están a la venta. Puedes contactar con ella aquí: guaira7@gmail.com
“no pueden entender …. que un árbol puede ser rojo o azul, que un rostro puede ser azul o verde, saben que es falso, desde que son pequeños les han enseñado que las hojas son verdes, que el color de la piel es de un bonito tono rosado …” - Edvard Munch.
“Para ellos es una broma hecha a toda prisa, o un arrebato de locura, no pueden entender que estos lienzos se realizan con seriedad.” - Edvard Munch.
"La cámara fotográfica no podrá competir con el pincel y la paleta mientras no pueda utilizarse desde el cielo y desde el infierno" - Edvard Munch.
"Ya son cuatro meses desde el último bombardeo. Quedó todo cubierto por una neblina de polvo, restos de edificios flotando en el aire. Después algo peor que el silencio. Mucho peor. La gente llamando a los que no encuentra. Llamando a los que no están. Y gritos desgarradores cuando estos eran encontrados muertos.
No puedo quitarme de la cabeza la imagen de los rostros desencajados por el sufrimiento.
Ya son cuatro meses con una idea en la cabeza, la idea del dolor. El dolor de una madre que ha perdido a su hijo, un hijo pequeño, de apenas 8 años, indefenso, todo sonrisa y dulzura, nada de maldad en sus travesuras. Pero que muere. Y mayor horror si es muerto por una guerra, muerto por otros hombres. La madre mezcla dolor con rabia, dolor con rencor, dolor con querer matar y querer morir. Dolor, dolor, dolor. El dolor se hace locura.
He hecho muchos bocetos para atrapar la idea. De ellos saldrán muchos cuadros. Todos ellos con madres desesperadas de rostros angustiados. Quiero pintar el alma hecha pedazos y reflejar con toda la fuerza que pueda en un lienzo esa angustia. Contarlo gritando al mundo con un cuadro. Y que el eco de ese grito perdure y llegue hasta oídos de hombres que aun no han nacido, algo que solo puede conseguir una obra maestra.
Usar verdes y amarillos, el color de la carne podrida, no me basta con una madre pálida por el sufrimiento. Quiero más. Una madre vestida con la piel de un muerto porque su alma ha muerto con su hiijo. Los verdes y amarillos funcionan.
Mandíbulas fuertes, grandes, con dientes desgarradores, rabia. Preparados para matar mordiendo si tuviera ocasión de encontrarse cara a cara con el asesino de su hijo. En la boca el odio y la fuerza que da el odio.
Contrastando con la firmeza y agresividad de la boca, pinto los ojos. Desencajados por el dolor. Inestables, blandos, destrozados. Imagen de la locura provocada por un alma partida. Imagen de una persona que solo puede pensar en una cosa, una madre que solo puede sentir la muerte presente.
Las manos tratan de tapar el rostro. Como si ocultando su cara consiguiera huir de esta realidad. Negar la muerte que está delante de ella. No ver para no sentir. Pero no lo consigue. Se ayuda de un pañuelo ya muy arrugado de llorar tantas horas.
Reforzando esa sensación de estar
apunto del desmayo, una sola lágrima recorre su mejilla.
No puede llorar más.
El sombrero elegante, rojo, alegre. Con una bonita flor azul.
El cabello peinado y largo. Una vida feliz, un paseo feliz interrumpido de golpe, para siempre, por la muerte."
"... larga más de siete pies; toda era notomía de huesos, cubiertos con una piel negra, vellosa y curtida; con la barriga que era de badana se cubría las partes deshonestas, y aun le colgaba hasta la mitad de los muslos; las tetas semejaban dos vejigas de vaca, secas y arrugadas; denegridos los labios, traspillados los dientes, la nariz corva y entablada, desencajados los ojos, la cabeza desgreñada, las mejillas chupadas, angosta la garganta y los pechos sumidos".